Apuntes sobre las tres olas del andalucismo
16 de marzo de 2022
La Tercera ola del andalucismo es una excelente metáfora del profesor Javier García Fernández que se refiere a la expansión paulatina de un nuevo andalucismo cultural con claros indicadores en diversos estudios sobre la Lengua Andaluza y su grafía, en un nuevo rock andaluz que evoca al mítico rock de los setenta y ochenta o en una conciencia andaluza creciente entre la juventud andaluza. Asimismo, apunta a la probabilidad de un renovado soberanismo andaluz con marcadas señas izquierdistas.
Hablando de metáforas y de andalucismo se me viene a la mente la obra “Sobre verdad y mentira en sentido extramoral” de Nietzsche. En ella el filósofo alemán plantea tres fases en la construcción de los conceptos, de las teorías. Aplicando dichas etapas a la génesis de la conciencia nacionalista tendríamos una primera fase consistente en en la aprehensión de la imagen sensorial (el colorido de una fiesta, el sabor de un puchero, el sonido de una bulería). En la segunda fase se accede a la metáfora, vinculada a la Estética (Andalucía guapa, gitana/ mujer morena/ despierta que eres libre, gitana/ de tus cadenas). La tercera, y última fase, se refiere a la Lógica, a lo intelectivo, al surgimiento del concepto y, en su caso, de la conciencia y el compromiso político (Andalucía, país con identidad propia y diferencial, colonianismo, injusticia
social…) Las tres olas del andalucismo se mueven internamente en esta dialéctica dentro de un continuum con evidentes intermitencias y
estancamientos.
Y volviendo a referirme a la metáfora del profesor granadino, el mar es el aspecto central estático mientras que las olas simbolizan el aspecto dinámico. El mar es Andalucía y las olas son los movimientos populares. En los pueblos costeros la mar, no el mar, es una madre que otorga la vida y causa la muerte. Sentimientos de amor y odio se entrecruzan paradójicamente en su poder constructor y destructor. Ciertamente, navegar entre las olas entraña peligros, miedos y obstáculos imprevistos, un arrecife, una roca oculta, piratas despiadados o motines de falsos marineros. El movimiento andalucista en sus tres etapas, en sus tres olas, ha sufrido todo tipo de bloqueos, de incomprensiones, de agresiones más o menos directas. A la España única de
ensoñaciones imperiales o de pretensiones centralizadoras pseudoprogresistas jamás le convino el despertar de un gigante territorial con una situación geoestratégica de primer orden, con unos recursos ilimitados pero explotados por la misma España u otras potencias extranjeras, con un pueblo hambriento de pan y justicia y con muchos votos que manipular. Por todo ello, al Estado
Español centralista, borbónico o republicano, jamás ha visto con buenos ojos el desarrollo de un nacionalismo andaluz de izquierdas, pues ante un contexto socioeconómico y político como el nuestro era imposible la emergencia de un nacionalismo de derechas ante la ausencia secular de una burguesía endógena, cual era el caso de Cataluña o Euskadi.
En la primera ola, la de Blas Infante y el andalucismo histórico, los Centros Andaluces y la Junta Liberalista de Andalucía tuvieron que enfrentarse a la farsa democrática caciquil de la Restauración, a la Dictadura de Primo de Rivera, a la oligarquía terrateniente, al espíritu jacobino de la II República e incluso a muchos dirigentes del PSOE. Uno de ellos en 1933 , durante la presentación en Córdoba del Anteproyecto de Bases para el Estatuto de Autonomía de Andalucía, le reprochó a Infante que gritara ¡Viva Andalucía Libre! , a lo que el notario respondió “¿qué quiere usted que diga? ¿Viva Andalucía esclavizada?” Unos y otros, las derechas y las izquierdas españolistas bloquearon con infamias la ilusionante candidatura del Partido Republicano Revolucionario Andaluz encabezada por el propio Infante junto al famoso piloto republicano Ramón Franco, sí, el hermano del dictador. Aunque los andalucistas históricos, liderados por el notario de Casares, consiguieran, por la potencia del discurso y por el tesón, que saliera adelante un proyecto de Estatuto de Autonomía para Andalucía, abortado por el general Franco y la Dictadura, nunca tuvieron un papel político protagonista en el conjunto del Estado. Para concluir este apartado debo enfatizar que los tres grandes enemigos que tuvo el Padre de la Patria Andaluza fueron la oligarquía terrateniente por su obsesión intelectual en el reparto igualitario de la tierra, la Iglesia Católica reaccionaria que lo tachaba de ateo, de musulmán emboscado y de masón; y por último la triada fascista (ejército, Falange y Requeté) que lo acusaban de rojo y separatista. Tras el monstruoso fusilamiento del ideólogo andalucista la reacción pensó que habían acabado para siempre con el Ideal Andaluz, pero la semilla de éste renace en las postrimerías de la Dictadura y explosiona en la afirmación nacional y popular del 4 de diciembre de 1977.
En la segunda ola, el PSA, entonces partido hegemónico del andalucismo histórico y heredero de éste tras la incorporación al partido, en 1978, de la Junta Liberalista Andaluza, sufrió también grandes bloqueos. El PSA, que tuvo un increíble éxito electoral en 1979 con la obtención de cinco diputados en el Congreso y dos parlamentarios en el Parlament Català, tuvo enormes obstáculos para la financiación del partido y un enemigo imprevisto que compartía el mismo nicho electoral. El PSOE se encargó de dinamitar el proyecto desde dentro propiciando la primera escisión del partido en 1981. Muchos de los llamados críticos en el PSA de aquel momento acabaron ocupando los sillones institucionales prometidos por los “compañeros” socialistas. Llamándose ya PA, esta organización tuvo la ingenuidad de cogobernar desde 1996 con el Partido Socialista, lo que supuso el definitivo “Abrazo del oso”. El papel maquiavélico jugado por los socialistas y las indefiniciones, personalismos, contradicciones ideológicas, posibilismos o enajenaciones interclasistas del propio partido acabaron en su disolución en 2015. Definitivamente el Partido Socialista se había adueñado del tímido discurso regionalista y casi folklórico del Partido Andalucista. Dentro de esta segunda ola encontramos también al PAU-PTA del antropólogo Isidoro Moreno y la CUT-BAI de Sánchez Gordillo. El profesor Moreno fue el teorizador del concepto “Andalucismo Emergente” y uno de los intelectuales que más pronto y con más intensidad habló de soberanismo andaluz. La CUT-BAI y su sindicato afín- el SOC, luego el SAT- tuvieron el mérito histórico de implicar al campesinado en el andalucismo y en la lucha nacional y social de Andalucía. Por fin la arbonaida estaba en manos del auténtico sujeto histórico de la Revolución Andalucista que preconizó Blas Infante, los jornaleros y jornaleras del campo andaluz. No puedo obviar la irrupción en 1990 de Nación Andaluza, un partido independentista muy minoritario, casi testimonial, pero fundamental para comprender la evolución del nacionalismo andaluz hacia posiciones más radicales en lo político, en lo territorial y en lo social.
La tercera ola del andalucismo político aún no se ha desplegado totalmente. En el verano de 2018 publiqué un artículo en el Portal de Andalucía titulado “La enfermedad infantil del soberanismo”, en el que analicé mi ilusión por el nacimiento del partido instrumental Adelante Andalucía y predije las grandes posibilidades de su desgarro en dos corrientes. En dicho artículo comentaba lo siguiente: “Palabras como soberanía, nación, federalismo, suenan ahora con mejor música, con mayor credibilidad. Y ya no estamos únicamente ante el grito apasionado, a corazón abierto, de Teresa. A tanta pulsión ahora se le suma la razón ética, la cual debería propiciar la reflexión serena, el programa preciso y la estrategia inteligente al objeto de renovar la conciencia andalucista, republicana y soberanista”. Luego llegaron las Eleccciones Autonómicas de 2 de diciembre de 2018. Y llegaron los 17 parlamentarios de Adelante. Y apareció el fascismo en la Cámara andaluza con Vox. Y llegó el trifachito. Y llegaron las fricciones y la ruptura entre Anticapitalistas y Podemos. Y sobrevino la quiebra del proyecto. Seis parlamentarios del grupo Adelante Andalucía expulsan directa o indirectamente a once. Y la minoría tiránica del Podemos e Izquierda Unida, con el mayor descaro y con la mayor intención, cambiaron el nombre de su grupo parlamentario, de Adelante Andalucía a Unidas Podemos por Andalucía.
Una vez más el centralismo de la izquierda españolista se impuso mediante la felonía y los artificios “legales” sobre la izquierda andalucista con la complicidad ufana de las derechas reaccionarias. Pero, señores, aquí no termina la historia (ya quisieran algunos que así fuese). Cuando creíamos agonizar este proyecto ilusionante, el nuevo Adelante Andalucía resurge como ave fénix un 26 de Junio de 2021, rompiendo así mi fatalismo crónico.
Yo estuve en Granada el 26J, así como estuve el 4D de 1977 huyendo de la policía por las calles de Huelva y como estuve en la durísima Campaña del 28F de 1980. Para mí el 26J fue otro día histórico para Andalucía. Y me sentí feliz, muy feliz, pues con mis 66 años me había subido a una tabla para surfear sobre la tercera ola del andalucismo. Hoy me siento eufórico, militando en un partido joven, soberanista y de izquierdas llamado Defender Andalucía. Y desde ahí confluyendo sin aristas y con desparpajo con las compañeras y compañeros de Primavera Andaluza, Izquierda Andalucista, Anticapitalistas de Andalucía y con muchos independientes ansiosos de transformar este país nuestro, sufridor de injusticias durante tanto tiempo. Efectivamente, me siento feliz como el olmo seco del poema del gran Machado: “Al olmo viejo, hendido por el rayo/ y en su mitad podrido,/ con las lluvias de abril y el sol de mayo/ algunas hojas verdes le han salido”.
Adelante Andalucía camina hacia lo que Hegel llamaba “eufheben”, término alemán que significa al mismo tiempo conservación y superación. Conservación del legado del andalucismo histórico, de las agitaciones campesinas del siglo XX y XXI , de las luchas obreras y ciudadanas y superación del viejo nacionalismo para acceder al nuevo paradigma del soberanismo individual, municipal, comarcal y nacional.
Reconozco que en la ceguera de mi amor por mi patria, o matria, puedo pecar de ingenuo, de simplista o de loco. Es muy probable que haya minimizado las contradicciones de un proyecto tan diverso ideológicamente. Es también plausible que nuestro espacio electoral sea mínimo. Puede ser que en el futuro inmediato no tengamos muchos escaños, pero siempre tendremos la voluntad heroica y las calles abiertas de Andalucía.
Adelante Andalucía, el nuevo Adelante, es el nombre de este partido andalucista, soberanista, feminista, ecologista , republicano, anticapitalista, internacionalista y rupturista con el Régimen del 78, que viene a insuflar aire a la arbonaida, a dar vuelo a nuestras ilusiones desde una democracia radical y a darnos voz propia en todas las instituciones. Y como en las otras olas somos conscientes de que encontraremos barreras, obstáculos, contradicciones, arrecifes y piratas que querrán impedirnos la navegación. Sin embargo, espero que sepamos ser coherentes con nuestros principios y superar las adversidades. La historia de la tercera ola está aún por escribir y va a depender mucho de nosotros, sujetos políticos autónomos del nuevo andalucismo que emerge, como una sirena , del verde y blanco de la mar.
Diego Martín Díaz
Militante de Adelante. Sociólogo y Profesor de Educación Secundaria Jubilado.
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